jueves, 30 de abril de 2009

México


Estuve buscando las palabras con las que pudiera contarles del Amor que siento por mi país, y encontré estas hermosas palabras que le ha dedicado un Escritor, el Sr. Salvador Pliego, quien, orgullosamente es Mexicano, ha escrito varios libros, los cuales comparte en su página y tengo la fortuna de que sea seguidor, amigo mío, de mis escritos, ha sido todo un privilegio conocer su obra, su talento. Comparto con ustedes este sentido poema que ha escrito para México.


México


Oh! los cantos verdes de paisajes y volcánicas laderas,
piedras de ornato, murallas de madera,
cerros llenos de sopranos trinos y de vocalizadas estrofas
reflejándose en los cántaros de las muchachas,
de sus coloridos rebosos pintados con paletas de acuarela,
de sus peinetas con versos de faisanes
y sus enaguas de lagunas frescas buscando las chinampas.

Esta tierra de luz y vida,
esta patria de vasijas y de estrellas,
las nubes que rodean sus arenas,las formas únicas de sus canteras,
vienen a hablarme a mi corazón de mazorca y grano.


De corazón a corazón, madre, yo te hablo:
Tú que me diste el sollozo de los pájaros,
que me inscribiste a la tertulia de las hojas
y me dejaste prendido a la piel de tus abejas,
volando entre tus flores,
entre tus aguerridas plantas de perfume
y al zumbido fiel de colmenares que abrieron tus vergeles
para beber los frutos embriagantes de magueyes;
oigo, como si percibiese al más diminuto de tus seres,
a las raíces murmurarme y contarme tu pasado y tu presente:
cada estrofa de batalla, cada templo nacido de la roca,
cada ruta iluminada por un Dios y a cada hora.

Líricos como tus cantos, escucho tus verdes campos,
o tus desérticos terraplenes cargados de cactáceas,
o a las selvas escondidas con sus aullidos de campanas
y serpientes emplumadas.


Cabe el sonido en cada flauta de tus hijos,
la viveza del barro en sus poros como niños.
Vas contando a cada uno: su expresión, sus deseos,
sus latidos,la música que llevan, las sonajas que han perdido,
los tambores palpitantes de sonrisas y caminos.

¡Oh, canto y ruiseñor!… Madre.
¡Oh, rúbrica del cenzontle en la partitura de las calas!…
Patria.Vocalizas los viejos pedernales,
las viejas y nuevas epopeyas:esas muchachas de trigo, madre
;esas golondrinas de aguacate;esos ojos de guayaba, tierra;
sus encantos adornados y de gala ataviados;
sus plumíferos entornos bellamente sobrehilados.

Madre: muchacha alegre, patria siempre;
me tocaste el corazón y no sé cómo.
No sé si fuiste tierra siempre o brotaste del eloteo
escondida ibas en las nieves de volcanes.
En tus entrañas se cocieron las burbujas de cenizas
como leyendas vivas para proteger el sueño
de la mujer dormida y el guerrero que la amara.
¡Oh, madre, patria, mural del tiempo!:
De corazón a corazón nos escuchamos
sin saber de nada, ni de nadie,y nos amamos
como dos cenzontles de mil cantos hermanados.


Autor: Salvador Pliego