lunes, 24 de agosto de 2009

¿Cómo saber a cuál de ellos atender?

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¿Cómo es que los pensamientos de una misma persona terminan siendo contradictorios entre sí? ¿Cómo saber a cuál de ellos atender? Está la razón, la cual grita en silencio, tratando por todos los medios posibles de hacerse escuchar, pero también está ese trémulo sentimiento que sigiloso entra, a veces, en medio de la angustia y el pesar, y otras, por medio de las sensaciones más dulces y serenas que puede acoger nuestra alma en un mismo segundo… El que te dice, -¡Hazlo, adelante, anímate! ¡La cosa no puede ponerse peor, intenta una vez más!-, y está el que te lo dice con la cara adusta y el semblante sosegado… el que siempre echa a perder la fiesta… -¡Ni lo intentes, es un caso perdido!, No tienes derecho… serénate, da la vuelta y sigue adelante…-

Cuantas veces el corazón se ha tenido que enfrentar con la razón, cuantas veces éste gana la batalla, pero al final, termina perdiéndolo todo…

¿Hasta cuándo es suficiente? ¿Quién tiene una métrica definida hacia lo que es correcto? ¿Correcto para quién? ¿Hasta dónde nos es permitido equivocarnos? Si, la respuesta es siempre la misma, Doña Razón la tiene como mensaje en la puerta de su casa… “Hasta donde no te permitas lastimar a otra persona”.


Por: Ruth L. Acosta