lunes, 10 de agosto de 2009

Y Lo prometido es deuda...

Y lo prometido es deuda, les contaré un poco de la gran experiencia de mis últimas vacaciones… como les comenté anteriormente, tuve la fortuna de ir de vacaciones a nuestro país vecino y recorrí la hermosa y glamorosa ciudad de Nueva York, La Gran Manzana, conocida por otros como “La capital del mundo”, dado que es en ésta ciudad en donde se fijan los cánones de la moda y la influencia que nos rige de manera global, en cuanto a medios de comunicación, política, economía, y entretenimiento se trate.

Así mismo, en ésta localidad, se sitúa la sede central de la Organización de las Naciones Unidas, por lo que encontrarnos a donde quiera que vayamos, con la diversidad de culturas y gente de diferentes países, no es ninguna novedad.

Ciudad de New York vista desde el Empire State Building


Nueva York se divide en cinco distritos, el Bronx, Queens, Manhattan, Brooklyn y Staten Island… conocí cuatro de ellos, pasear por las atiborradas calles de Manhattan, resultó ser una experiencia abrumadora, por la gran cantidad de personas que corren muy de prisa en el ir y devenir del día, es increíble la diversidad de gente que podemos encontrar, desde personas vestidas elegantemente hasta pordioseros que se confunden por una misma avenida, el tráfico constante de vehículos que circulan la ciudad y que simulan en su andar a un mar, pero los taxis de color amarillo, típicos de la ciudad, son los que andan siempre de prisa y siempre encontrarás no a uno, sino a varios dispuestos a llevarte a tu destino... es inevitable notar los impresionantes e interminables rascacielos que parece que nos observaran como si fuéramos unas pequeñísimas hormiguitas; pero definitivamente, Nueva York no es la misma de día que de noche.

Pude ser testigo de una ciudad nocturna completamente iluminada, gracias a las luces de neón multicolores que se desprenden de los inmensurables edificios que le dan vida al centro de Nueva York, es un lugar en donde todo puede pasar, en donde los contrastes entre la riqueza y la pobreza son fáciles de ubicar, con tan sólo cambiar de acera.

Caminar por Wall Street, el principal centro de negocios en el mundo y haber tenido la dicha de conocer los lugares más famosos y reconocidos de esa extraordinaria metrópoli, como el Empire State, Central Park, Rockefeller Center, el Madison Square Garden, Fifth Avenue en donde desfilan por esa avenida las tiendas de los diseñadores más distinguidos del mundo… donde el poder económico se siente en la Avenida del Diamante, donde de lunes a viernes se puede apreciar en los estantes de las joyerías más finas de Estados Unidos, los diamantes más grandes, exquisitos y puros del mundo… en donde se exhiben millones de dólares en diamantes en cada uno de los aparadores…

La ciudad también cuenta con muchos museos y demás lugares interesantes, me tocó visitar algunos, como El Museo Metropolitano de Arte, El Museo de Cera de Madame Tussauds, Intrepid Sea, Air & Space Museum, pasear en uno de los famosos ferris por las profundas aguas del río Hudson y admirar de cerca la espectacular Estatua de la Libertad, eso y conocer muchos lugares más, fue todo un privilegio… Y esos días resultaron ser intensos, divertidos y muy interesantes…

Empire State Building

Estatua de la Libertad

Entrada al Museo de Cera Madame Tussauds New York

Con Tina Turner

Con Charles Chaplin

Con Los Beatles

Pero sucedió algo muy significativo que me impactó mucho más que ver todas estas maravillas creadas por el hombre… De regreso al hotel, decidí salir a sus verdes jardines y me propuse a descansar un rato… pedí una bebida y me recosté en una silla replegable con la consigna de relajarme mirando el cielo en la incipiente noche… cual fuera mi sorpresa, que al mirar el firmamento, quedé completamente seducida por una noche totalmente estrellada… parecía como si las estrellas estuviesen tocando una sinfonía para mi solita… era como si se contaran secretos entre ellas a la vez que jugaran infantilmente… pude olvidarme por un momento de la monotonía del día a día, de los afanes propios de la vida y me dejé llevar por su mágico encanto… cuando repentinamente, miré hacia el recién cortado césped… fue algo simplemente espectacular… quedé completamente hipnotizada… me di cuenta que alrededor mío, desfilaban unos diminutos luceros, los cuales parecían pequeñas estrellas fugaces que estaban jugando conmigo… por un momento creí que estaba bajo el influjo de algo que contenía el refresco que estaba tomando, revisé la botella para corroborar que lo que había ahí era simplemente eso, refresco, y miré de nuevo… eran como unos pequeñísimos cometas relampagueantes que aparecían y desaparecían ante mis ojos , a unos escasos centímetros de donde yo estaba… miré a mi alrededor y vi que lo mismo sucedía en todo el jardín, había cientos de ellas… era algo simplemente maravilloso… eran unas diminutas luciérnagas las cuales me regalaron la mejor de las noches en una cálida New York, que me brindó una gran bienvenida…

No tuve la oportunidad de fotografiar la mágica noche estrellada que me tocó vivir, pero encontré esta fotografía que se acerca bastante a lo que vi.