sábado, 10 de enero de 2009

Oscar Wilde



Oscar Wilde

Oscar Fingal O'Flahertie Wills Wilde

(Dublín, 1854 - París, 1900) Escritor británico. Hijo del cirujano William Wills-Wilde y de la escritora Joana Elgee, Oscar Wilde tuvo una infancia tranquila y sin sobresaltos. Estudió en la Portora Royal School de Euniskillen, en el Trinity College de Dublín y, posteriormente, en el Magdalen College de Oxford, centro en el que permaneció entre 1874 y 1878 y en el cual recibió el Premio Newdigate de poesía, que gozaba de gran prestigio en la época.

El éxito de Wilde se basaba en el ingenio punzante y epigramático que derrochaba en sus obras, dedicadas casi siempre a fustigar las hipocresías de sus contemporáneos. Así mismo, se reeditó en libro una novela publicada anteriormente en forma de fascículos, El retrato de Dorian Gray, la única novela de Wilde, cuya autoría le reportó feroces críticas desde sectores puritanos y conservadores debido a su tergiversación del tema de Fausto.

Desde que en 1890 se estrenara su polémica obra de teatro El retrato de Dorian Gray, seguida de El crimen de lord Arthur Savile y otros cuentos, la fama le acompañó. Sus comedias -El abanico de lady Windermere (1892), Una mujer sin importancia (1893), Un marido ideal (1895), La importancia de llamarse Ernest (1895)- lo convirtieron en toda una personalidad social. Sin embargo, una problemática serie de juicios derivados de sus relaciones homosexuales con el joven lord Alfred Douglas lo llevaría en 1895 a prisión, donde escribiría la epístola De Profundis. Murió en un hotel de París en 1900.

Hablar de Oscar Wilde me tomaría días completos, y creo que no me serían suficientes. Fue, por fortuna, mi primer experiencia en el mundo de la lectura. Cuando era aún muy pequeña, en eso de mis 9 ó 10 años de vida, fué que leí con mucho interés y entusiasmo, las obras maravillosas de Oscar Wilde. Oh! Cuanto me divirtieron... Recuerdo que las leí una y otra vez, y cada vez encontraba en esas lecturas algo nuevo, algo mágico... Leí una a una las obras que tuve a mano.

Viví con mi abuela durante mi infancia y parte de mi adolescencia, y me recuerdo encantada cada vez que descubría los libros y tantas cosas inútiles, quizá, pero llenas de magia que tenía en su librero, en su sala de estar.

Había en ese librero, libros, por supuesto, pero también recuerdo que había un par de zapatos suecos, una muñeca japonesa, vestida con ese hermoso colorido kimono dentro de una caja de cristal; y como olvidar a esa muñequita española morena enfundada en su vestido rojo de gala, lleno de holanes y brocados, arreglada con tantos detalles, con todo y sus castañuelas; los cuales eran souvenirs, producto de los tantos viajes que emprendía mi polifacético y muy querido y entrañable tío Rubén... (a quien le debo su espacio). Era toda una experiencia explorar el librero de la abuela...

Pero no me voy a salir mucho del tema, ya que para mi, hablar de mi abuela es otro tema largo y apasionante, lo dejaré para otro momento...

El caso es, que conocí a Oscar Wilde en el librero de la abuela, y me encantó leer sus obras llenas de ingenio, eran por demás divertidas e interesantes... y ahora forman parte de mi vida. Y claro que despertó mi curiosidad por conocer más acerca de esa persona tan maravillosa que me hizo pasar momentos tan agradables, y que puedo decir? Claro que terminé enamorándome de él, entre más lo conocía, más me interesaba. Leí su vida, sus obras, su biografía y sobre todo su sinopsis, la cual resultó mucho más interesante que todas sus obras juntas... Me hubiera encantado conocerlo en persona, no ser él, por supuesto, porque me interesaría mucho más compartir con él, que ser él mismo. Que afortunados quienes lo conocieron, y más quienes compartieron con él, sus muchas aventuras... y no me refiero a las "aventuras sexuales" que tanto le achacan, no, el conocerlo, estoy segura, fué toda una grata peripecia para quienes tuvieron esa suerte, para él, cada día lo fué y lo vivió al máximo, incluso los días que estuvo recluido, tomó siempre lo mejor que la vida le ofrecía, aún en los momentos más críticos que le tocó vivir... Tengo tanto que decir de mi querido Oscar... y tan poco tiempo... pero pronto estaré compartiendo un poco más de mi querido Oscar Wilde...

Dejaré pendiente la segunda parte...

Ruth L. Acosta


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